lunes, 6 de diciembre de 2010

Aún en las faldas de la montaña

Dispersados por las labores propias de cada uno, durante dos meses azotados por el mal tiempo, el clan no ha encontrado momento para celebrar una reunión con las canoas arribadas y alrededor de la cálida hoguera de todos sus miembros. Esto ha causado el enfurecimiento de los dioses, quienes han intentado traer a nuestras fértiles tierras, plagas y podredumbre. A pesar de esto, la llama de esperanza que en los corazones de los indios habita, siempre fue y será muy difícil de apagar.
No hay que desanimarse pues es bien sabido que las primeras líneas de la montaña son siempre las más escarpadas y atacadas por los fuertes soplidos, lo que dificulta, en un primer momento, el ascenso inicial.

Mas este humilde narrador, enfrentándose a los aparentes designios de los dioses, incita a la tribu a alimentar la ardua y extensa lucha que se está perpetrando por el alcance del objetivo final.



“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.” (Mohandas K. Gandhi)



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